Revelaciones Impactantes en la JEP: El Reclutador de Falsos Positivos de Toluviejo Admite su Responsabilidad en Crímenes de Estado.
Las regiones más afectadas fueron aquellas con fuerte presencia militar y conflicto armado, como Sucre, Norte de Santander, Antioquia, Meta y Valle del Cauca.
En el marco de las audiencias de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), Andrés Rafael Corrales Narváez, conocido como el «reclutador» de los jóvenes de Toluviejo, ha ofrecido un testimonio desgarrador, asumiendo su papel en uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente de Colombia: los falsos positivos. Estos crímenes de lesa humanidad, consistentes en el asesinato de civiles para ser presentados como guerrilleros abatidos en combate, alcanzaron una magnitud espeluznante en el país durante los años 2002 y 2010, con más de 6.402 casos reconocidos oficialmente por la JEP, y que podrían superar los 10.000, según declaraciones de otros involucrados.
Corrales, condenado anteriormente por la justicia ordinaria, decidió colaborar con la JEP para esclarecer cómo fue reclutado y cómo operó en el esquema criminal liderado por altos mandos del Ejército Nacional. Su relato ofrece detalles inéditos sobre la estructura de este macabro plan y pone en evidencia la complicidad y corrupción que permeó hasta las más altas esferas del poder militar en Colombia.
El Ingreso a la Empresa Criminal: De Vendedor de Armas a Reclutador de Víctimas
El relato de Andrés Rafael Corrales narra cómo su incursión en este entramado criminal comenzó con una actividad aparentemente menor: la venta ilegal de armas al soldado Luis Miguel Sierra Díaz, miembro de la Fuerza de Tarea Sucre. Este contacto lo llevaría a involucrarse en algo mucho más siniestro. Posteriormente, Sierra le propuso a Corrales reclutar jóvenes con experiencia militar o en el manejo de armas, bajo la promesa de trabajos bien remunerados como guardaespaldas para ganaderos de la región. Las ofertas eran atractivas: salarios de entre 800.000 y 1.000.000 de pesos. Sin embargo, la realidad era muy diferente: esos jóvenes nunca regresarían a sus hogares.
La trágica verdad pronto quedó al descubierto para Corrales. Los jóvenes que había ayudado a reclutar fueron asesinados y presentados como bajas en combate. «Me propusieron que consiguiera unos jóvenes para cuidar ganaderos. Luego me enteré que esos jóvenes habían sido dados de baja en combate con el Ejército Nacional», confesó Corrales ante la JEP.
La Impunidad y la Corrupción: Redes Internas de Colaboración en el Ejército
A medida que se adentraba en la estructura criminal, Corrales se fue involucrando cada vez más con miembros del Ejército Nacional, quienes le ofrecían protección a cambio de su colaboración. Entre los personajes clave que menciona en su relato está el mayor retirado Orlando Céspedes Escalona, a quien Corrales se refiere como «El Patrón». Según Corrales, Céspedes tenía total control sobre las operaciones de falsos positivos, manejando dinero destinado a pagar por las bajas, así como armas y radios de comunicación para ejecutar los crímenes. “El Patrón” también prometió a Corrales una vivienda y seguro de salud para su familia, aunque estos beneficios nunca se materializaron.
Otro personaje fundamental en esta trama es el coronel retirado Luis Fernando Borja, quien lideraba la Fuerza de Tarea Sucre y ya había aceptado su responsabilidad en los falsos positivos. Borja, en audiencias previas, había declarado que las ejecuciones extrajudiciales en el país podrían superar los 10.000 casos, muchos más de los 6.402 que ha reconocido la JEP hasta ahora.
Estadísticas Aterradoras: El Alcance de los Falsos Positivos en Colombia
Los falsos positivos constituyen una de las mayores tragedias de derechos humanos en Colombia. Según la JEP, entre 2002 y 2010, hubo 6.402 víctimas de ejecuciones extrajudiciales, principalmente campesinos, jóvenes y personas vulnerables que fueron presentados como guerrilleros muertos en combate. Sin embargo, testimonios como los del coronel Borja y el mismo Corrales sugieren que el número real de víctimas podría superar los 10.000, una cifra que sigue siendo objeto de investigación y verificación por parte de la JEP.
Este fenómeno, que involucró a diferentes brigadas y batallones del Ejército en todo el país, fue parte de una estrategia de presión militar para mostrar resultados en la lucha contra los grupos armados ilegales, en especial las FARC. Bajo esta lógica perversa, los militares recibían incentivos y recompensas por el número de guerrilleros abatidos, lo que desató una competencia interna que condujo a la sistemática violación de derechos humanos y al asesinato de civiles inocentes.
Las regiones más afectadas fueron aquellas con fuerte presencia militar y conflicto armado, como Sucre, Norte de Santander, Antioquia, Meta y Valle del Cauca. Los falsos positivos no solo afectaron a los muertos y sus familias, sino que también erosionaron la confianza pública en las fuerzas armadas y perpetuaron el ciclo de violencia que ha marcado la historia reciente de Colombia.
Las Consecuencias: El Papel de la JEP y la Reconciliación con las Víctimas
El testimonio de Corrales ante la JEP es un paso más en el proceso de esclarecimiento y justicia que este tribunal especial busca ofrecer a las víctimas del conflicto armado. No obstante, aunque Corrales ha aportado detalles cruciales sobre su participación y la estructura de los falsos positivos en Toluviejo, la magistratura de la JEP ha solicitado ajustes adicionales en su declaración. En particular, se le ha exigido que organice la información sobre cada víctima y caso penal, incluyendo detalles sobre los últimos momentos de vida de las personas que fueron ejecutadas.
Este tipo de testimonios son esenciales para que la JEP pueda cumplir su misión de justicia transicional, ofreciendo a las víctimas la verdad sobre lo sucedido y garantizando que los responsables rindan cuentas por sus crímenes. A través de este proceso, se espera también que las familias de los asesinados encuentren un grado de reparación moral y que el país avance hacia una verdadera reconciliación.
Un Llamado a la Verdad y la Justicia
El caso de Andrés Rafael Corrales y los jóvenes de Toluviejo es solo uno de los miles de ejemplos de falsos positivos que continúan siendo investigados por la JEP. Estos crímenes atroces no solo exponen la brutalidad de la guerra en Colombia, sino también las profundas fallas en las instituciones encargadas de proteger a la población civil.
La aceptación de responsabilidad por parte de actores como Corrales es un avance en el camino hacia la justicia, pero queda mucho por hacer. Las cifras siguen siendo alarmantes, y los testimonios continúan revelando nuevos detalles sobre la magnitud de esta tragedia. Mientras la JEP sigue su labor, el país debe permanecer vigilante para que este capítulo oscuro de su historia no se repita, y para que las víctimas, finalmente, reciban la verdad y la justicia que tanto merecen.
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