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El ajuste de los precios de los combustibles, aunque impopular, es una medida necesaria.

El déficit fiscal generado en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC) se ha convertido en un desafío significativo para las finanzas públicas de Colombia. Este fondo, creado en 2007, tenía como propósito proteger a los consumidores de las fluctuaciones bruscas en los precios internacionales del petróleo, pero su manejo, especialmente durante el gobierno de Iván Duque, ha provocado un agujero financiero considerable que ahora es necesario corregir.

Origen del Déficit del FEPC

El FEPC fue diseñado para estabilizar los precios internos de la gasolina y el diésel, absorbiendo los costos adicionales cuando los precios internacionales suben y recuperando esos subsidios cuando los precios bajan. Sin embargo, durante la pandemia de COVID-19 y la posterior guerra en Ucrania, los precios del petróleo aumentaron drásticamente. En lugar de trasladar estos aumentos a los consumidores, el gobierno de Duque optó por mantener los precios locales artificialmente bajos, evitando un malestar social pero generando un subsidio implícito que el Estado tuvo que cubrir.

Acumulación del Déficit

Este enfoque de mantener los precios bajos sin ajustar el subsidio resultó en la acumulación de un déficit masivo en el FEPC. Al no recaudar lo suficiente para cubrir los costos del subsidio, el fondo empezó a generar un déficit que el gobierno tuvo que financiar, principalmente a través de deuda. Para 2022, este déficit había superado los $30 billones de pesos, y en 2023, tres cuartas partes de ese déficit fueron atribuibles al subsidio del diésel, un combustible crucial para el transporte de carga.

Impacto en las Finanzas Públicas

El impacto de este déficit en las finanzas del gobierno ha sido significativo. La necesidad de cubrir el déficit del FEPC ha contribuido directamente al aumento del déficit fiscal general, lo que ha forzado al gobierno a recortar en otras áreas o aumentar la deuda pública. Este desequilibrio financiero ha sido uno de los factores clave en el deterioro de la salud fiscal del país.

Medidas del Gobierno de Gustavo Petro

Frente a esta situación, el gobierno de Gustavo Petro ha adoptado medidas necesarias, aunque impopulares, para corregir este desequilibrio. La estrategia ha incluido un aumento gradual de los precios de la gasolina y, próximamente, del diésel. Aunque estas medidas han generado incomodidad entre los consumidores y protestas de sectores como el transporte de carga, son esenciales para reducir el déficit del FEPC y estabilizar las finanzas públicas.

El Ministerio de Hacienda ha anunciado un plan para aumentar el precio del diésel en tres etapas entre 2024 y 2025, con incrementos de $2.000 cada uno. Estos ajustes, aunque difíciles, son vistos como un paso crucial para detener la sangría financiera causada por el subsidio al diésel, que hasta ahora ha sido un factor principal en la generación del déficit.

En resumen, el ajuste de los precios de los combustibles, aunque impopular, es una medida necesaria para corregir el rumbo financiero del país. La acumulación del déficit del FEPC no es sostenible, y el gobierno actual está tomando decisiones difíciles pero necesarias para asegurar la estabilidad económica a largo plazo. Eliminar gradualmente el subsidio y ajustar los precios de manera responsable es clave para recuperar la salud fiscal de Colombia y evitar que esta situación se convierta en un problema aún mayor en el futuro.

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